martes, 19 de noviembre de 2013

Los resultados comienzan a ser notables

A la izquierda, el 25 de septiembre. A la derecha, el 15 de octubre.
Semana 3
Peso: 164 kg.

Lo reconozco: me daba pánico pesarme. Tenía en mente al cocinero David de Jorge, Robin Food, y sus 267 kilos, y aunque ciertamente se le veía mucho más orondo que a mí, y contando con que no me subía a una báscula desde que pesaba 75 kilos, el miedo a una cifra escandalosa de kilos me rondaba la cabeza.

Pero finalmente hice de tripas corazón, y al pasar por una farmacia entré sin pensármelo dos veces. No quería ni mirar a la pantallita en la que aparecía mi peso, pero al final, tuve una cierta sensación de alivio al conocer que "solo" pesaba 164 kilos. Que sí, que por supuesto que es una auténtica burrada, pero cuando crees que estás rondando la segunda centena se hace más llevadero. Claro que para bien que me decidí a pasar por la báscula, ya habían pasado dos semanas largas, en las cuales había perdido ya 9 cm. de cadera y 7 de cintura, por lo que 10 o 12 kilitos más no me los quitaba nadie antes de comenzar la dieta, como puede apreciarse en la foto.

El régimen se volvió menos severo, y mi abanico de alimentos se amplió, incluyendo algunos que ya tenía olvidados, como el arroz, el cual pude comer un día con huevo y tomate, lo cual fue toda una fiesta para mí. Seguía sin probar una gota de alcohol, lo cual me venía bien en todos los sentidos. Ciertamente la palabra alcoholismo me rondaba la cabeza, pero comprobé que puedo ser capaz de volverme abstemio por una buena causa, y esta desde luego lo merecía. Un refresco zero de vez en cuando engañaba a mi paladar, en esos momentos en los que hubiera abierto una lata de medio litro de cerveza.

Las salidas con amigos se hicieron más llevaderas. Seguía deseando acompañarles y pedir lo mismo que ellos, pero la sensación de ansiedad de semanas anteriores se había disipado bastante. Por otro lado, comencé a sentirme más en forma, en mis paseos matinales ya no había fiestas de guardar, y de los agónicos 4 km. iniciales se pasó rápidamente a los 6, los 7....e cuando arrivo a casa, ya no existe esa sensación de agotamiento de antaño, esas piernas cansadas, esas rodillas a punto de declararse en huelga por tener que soportar tanto peso. En definitiva, estaba deseando que llegara el día siguiente para volver a salir a andar, lo cual es ciertamente preocupante para un vago redomado como yo. ¿Me estaré volviendo vigoréxico?....vamos hombre, no me jodas....

No hay comentarios:

Publicar un comentario