lunes, 2 de diciembre de 2013

La primera vez que me salté el régimen

Semana 8
Peso: 154

Mis más fieles seguidores probablemente se habrán percatado de que me he saltado una semana. Y es que, por una parte, en ocasiones no hay demasiado que contar, y por otra, me quiero poner al día cuanto antes y dejar de contar las cosas en diferido, para evitar que, por ejemplo, una amiga de mi madre le plantee que ha leído el blog y que ahora peso 10 kilos más de los que tengo. Así que nos plantamos en la semana octava, la que pudo suponer un punto de inflexión, pero que afortunadamente no hizo otra cosa que reafirmarme en mi intención de seguir perdiendo peso.

Y es que esa semana se me planteó finalmente el gran dilema que sufre todo aquel que quiere perder kilos: ¿qué hacer ante un evento gastronómico de familia o amigos? Pues bien, yo tuve los dos el mismo día, comida familiar y cena con amigos. La primera duda que te surge es si se lo cuentas a tu médico o te haces el tonto para luego hacer lo que te de la gana...pues bien, yo tiré por la calle de en medio. Ciertamente, en el momento de mi conversación de esa semana con Rita, desconocía uno de los dos eventos, por lo que, digamos, tampoco la engañé. Claro está que, de lo que ella me recomendó a lo que finalmente sucedió dista tanto como Logroño de Estambul.

El evento familiar tuvo lugar en un restaurante con una especialidad: los arroces. Y a mí me vuelven loco. La opción correcta hubiera sido pedirme una ensaladita y un pescado a la plancha, pero no pude resistirme a un estupendo arroz a banda, regado con un delicioso crianza de Rioja. Había decidido no agobiarme con el tema de la dieta. Fue un "de perdidos, al río", pero consciente de que iba a ser algo puntual. Ya por la noche, disfruté con mis amigos de algo hasta ese momento desconocido para mí, la gastronomía japonesa. Un placer para los sentidos. Y si encima está preparado por dos pedazo cocineros como Natalia y Benja, y su fantástica cuadrilla de pinches, pues miel sobre hojuelas. Y no, no hice ascos al gintonic ulterior...

Lo mejor de todo es que, al día siguiente, como si nada hubiera pasado, volví a mi crema de verduras, mis yogures desnatados y mis manzanas. Y, para rematar la faena, al pesarme tres días después, había perdido 1,700 kg. esa semana, lo que sumado a los 1,600 de la anterior daban la bonita cifra de 3,300 kilos perdidos por el camino en 15 días. Esto funciona.

Os preguntaréis....¿qué dijo de todo esto mi médico? Probablemente se esté enterando en este momento al leer esto. ;)


2 comentarios:

  1. Paco, soy tu médico y efectivamente me estoy enterando ahora mismo de tu transgresión gastronómica. Me ha dado un ataque de risa al leerte, y es que aunque quiera no puedo enfadarme contigo, por que lo estás haciendo más que bien. De todos modos cuando pasen estas cosas cuéntamelo, por que eso me da la pista de por que bajas más o menos según la semana.

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    1. Hola Rita :) Te lo iba a contar, de veras, pero no surgió en la conversación...jejejeje. No te preocupes, que la próxima vez que suceda algo similar, serás la primera en saberlo. Como ves, al final no tengo secretos, ni para tí, ni para nadie. Un besazo

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