sábado, 7 de diciembre de 2013

Ahogando penas en....Fanta Zero

Semana 9
Peso: 151,6

Como ya conté varias entradas atrás, lo que más me costó en esta aventura de perder peso fue el dejar de tomar cervezas, el dejar el alcohol en definitiva. Compañera inseparable durante años, recurría a ella en los momentos de bajón anímico. No me siento orgulloso de ello, y se que el recurso de ahogar penas en el alcohol no lleva a ninguna parte más allá que una buena llorera y una posterior resaca, pero en ocasiones la deseperación te hace cometer tonterías.

Si bien es cierto que desde que empecé el régimen vivo en un estado cuasi eufórico, también he tenido mis bajones, como todo hijo de vecino. Y ya no tenía mi inseparable lata de San Miguel para hacerme compañía. A cambio, me refugiaba en los refrescos light, en un vano intento de equiparar sus efectos a los etílicos. Recurro en ocasiones a visitar a mi peluquera, esa media horita de agradable charla mientras te corta el pelo es de un efecto totalmente relajante (no está el bolsillo para spas o similares), pero claro, no es cuestión de cortarme el pelo cada 10 días, por lo que he encontrado en el paseo la forma de olvidarme de los problemas durante un buen rato.

Durante una hora y media, me evado de mis pensamientos y me concentro en el ejercicio físico. Ver que me encuentro cada vez mejor y que mis caminatas contribuyen a perder peso, además de a fortalecer mi musculatura hacen que los problemas pasen durante un rato a un segundo plano. Cada vez me siento más a gusto caminando, cada vez voy ampliando la distancia recorrida, y ya no es raro el ponerme el despertador un domingo para salir a andar, o recorrer más de 10 km. de una tacada. Y lo mejor de todo es que llego a casa con la sensación del deber cumplido, y la posterior ducha se convierte en un bálsamo reconfortante.

Esta semana, sin embargo, caí finalmente en la tentación, y por primera vez en dos meses entraron en mi casa un par de latas de cerveza compradas en el chino de la esquina. Lo malo fue que no dieron el resultado deseado, ya que fue mayor el remordimiento que la satisfacción de beberlas, provocando que al día siguiente alargara mi caminata más de lo habitual.

Nuevamente la báscula me dió otro chute de ánimo, rebajando 2,400 kg. más, lo cual dejaba mi peso rondando de la barrera psicológica de los 150 kilos, y contando con que mi peso oficial lo hago vestido (parece mal quedarse en bolas en una farmacia...), facilmente la superé en ese momento.

6 comentarios:

  1. Animo paco sigue así, el domingo te vida realmente mejorado!!! Que pedazo de fuerza de voluntad.
    Un abrazo

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  2. El del anónimo soy yo tu cuñaaao(carmelo)

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    1. Muchas gracias Carmelo, y enhorabuena por lo tuyo! ;) Hoy me he encontrado precisamente a tus padres en el super, que hacía mucho que no los veía.
      Un abrazo

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  3. Respuestas
    1. No apareces como miembro, pero al menos has podido dejar comentarios :)

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  4. Pues yo soy otra tronca y tampo soy capaz de añadirme. (Tu médico)

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