lunes, 1 de octubre de 2018

Capítulo 1. Nadie dijo que fuera fácil


Regodeándome en Perogrullo, a nadie le gusta hacer algo que no le gusta hacer. Y a muy poquita gente le gusta ponerse a régimen. Pero, como es el caso, a veces no queda más remedio, ya que sin salud no somos nada. Y muertos, mucho menos.

Empezar nunca es fácil. De la noche a la mañana, renuncias a tus pequeños placeres, a tua malos pero estupendos malos hábitos para hacer de tripas corazón para iniciar un camino que sabes que será como el tema de los Beatles, largo y tortuoso. Afortunadamente, dietistas y profesionales de la salud lo saben, por lo que procuran siempre que sea lo más llevadero posible, al menos al principio. Y en mi caso, aunque es una dieta hipocalórica de apenas 1.500 calorías, la verdad es que no se pasa hambre en ningún momento si se siguen bien sus directrices.

Lo mejor de mi dieta es que es super abierta, las posibilidades de combinar alimentos son casi infinitas, sabiendo que depende de lo que elijas, las cantidades podrán ser mayores o menores. Por poner un ejemplo, puedo comer o 120 gramos de alubia verde o 40 gramos de garbanzos o lentejas. Y así con todo. Lo importante es comer de (casi) todo, cocinado siempre de forma sana, y distribuido en cinco comidas para no dejar hueco al hambre. De hecho eran seis, pero acordé con mi enfermero que la recena ya era demasiado...

Además, me permitió un día a la semana tomarme una cervecita como premio. Siempre es importante ponerle al burro una zanahoria delante, mientras se fija en su objetivo se olvida de todo lo demás. Ha sido una semana más corta, ya que empecé el régimen un martes, y lo he seguido lo más a rajatabla que he podido, que no es mucho, ya que no he pesado los alimentos, sino que ha ido todo un poco a ojo, y el alguna ocasión me he permitido alguna que otra licencia, como el día que me hice pasta (sí, puedo comer pasta, poca pero puedo) que me la hice con ajo y cayena, cayéndoseme en el plato involuntariamente un puñado de gambas...

Llegado el lunes, tocaba pesaje. Siempre lo paso mal esos días. La incertidumbre de qué coño te va a decir la báscula te corroe por dentro. Ya tuve en el pasado fantásticas y nefastas experiencias al respecto. Sabía que, siendo la primera semana, la pérdida de peso podría haber sido importante. Notaba los pantalones más flojos, los polos pelín más amplios...daría botes de alegría si la bajada de peso sobrepasara los 3,5 kg., me alegraría pero no mucho si apenas superara los 2 kg., y me tiraría de los pelos en cualquier otro caso. El ¡TOMA YA! ha retumbado en toda la farmacia, en la que afortunadamente no había más clientes en ese momento. 5 kilotones exactos, que diría el bueno de Robin Food. No he abrazado a la farmacéutica por un pelo.

Comienza bien esta nueva pero vieja historia. De momento me da vergüenza reconocer lo que peso, ya que es más de lo que pensaba. en cualquier caso, son cinco kilos menos que el martes pasado. Que se dice pronto.



10 comentarios:

  1. Aupaaaa, Paco, sé, que no lo creas lo que es pasar por eso algún día que coincidamos, te lo contaré. Por cierto soy Nuria, jajajaja como Ventera, igual no me reconoces

    ResponderEliminar
  2. Respuestas
    1. Gracias Esther! A ver si lo conseguimos...otra vez! 😘

      Eliminar
  3. Mucha suerte Paco, ánimo y sigue luchando! No lo tomes como un sacrificio, sino como una liberación! Un saludo!

    ResponderEliminar
  4. Enhorabuena, Paco.Has ganado 5 kg de motivación!

    ResponderEliminar