lunes, 11 de agosto de 2014

El mito (o no) de que la cerveza engorda (o no)

Semana 46
Peso: 116,9 kg.

Uno de los grandes problemas a los que me enfrenté a la hora de adelgazar es que era (y soy) un gran bebedor de cerveza. Pero grande. Era capaz de tomarme del orden de 2 o 3 litros diarios, es decir, entre 4 y 6 pintas, o entre 8 y 12 cañas, para que no tengáis que andar calculando. Obviamente, a la pregunta ¿la cerveza engorda? tendría que responder que sí, uno no se planta en los casi 180 kilos de cualquier manera, y aunque siempre he tenido buen apetito, nunca he sido de enormes cantidades o de abuso de bollería industrial y demás guarradas hiperultracalóricas.

Pero claro, como el pescado azul en su día, o el aceite de girasol, lo que un día es malo al otro no, y viceversa. Dependemos siempre de sesudos análisis que nos marean y nos llenan la cabeza de inútiles datos. Al final te das cuenta de que estamos en manos de las grandes multnacionales, que hacen y deshacen análisis a su antojo, tratando de ganar posiciones en el mercado a costa de desprestigiar al rival.

Iba a compartir con vosotros infinidad de artículos a favor y en contra que inundan internet, pero me parece más instructivo dar mi punto de vista personal. Basta que pongáis en Google cerveza engorda para daros cuenta de la infinidad de artículos, reportajes y demás a favor y en contra, así que sí queréis echarles un vistazo, ahí los tenéis. Pero al final, lo que realmente vale es la experiencia personal de cada uno.

Como decía, yo era un absurdo bebedor de cerveza. En mi frigo nunca faltaba un pack de 6 latas de medio litro de San Miguel, o, si venían mal dadas, de la cerveza barata del Eroski. Bebía compulsivamente, y no solo en casa obviamente, cuando salía, caían unas cañas tras otras. Obviamente, la cerveza tiene sus calorías, el gas de la misma no favorece precisamente que nuestra barriga se allane, y si a eso unimos un descontrol alimenticio, el resultado es una barriga del 12. Pero claro, según uno de esos sesudos análisis de los que os hablaba, mi índice glucémico debería estar disparado, o dicho de otra manera, debería haber tenido una diabetes de caballo, o estar muerto directamente...pero me hago la analítica correspondiente y resulta que todo estaba prácticamente perfecto, o todo lo perfecto que puede tener su analítica un tipo de 180 kilos. Ojo, que con esto no estoy diciendo que os lancéis a beber cerveza sin control. Como la mayoría de las cosas, es bueno en su justa medida, los excesos nunca son buenos, ni siquiera con las cosas socialmente aceptadas como sanas.

Ahora en verano, mi médico y yo hemos acordado un plan de mantenimiento, en el cual estoy bebiendo cerveza casi a diario. Pero claro, con mesura. Me puedo tomar un par de cañitas un día, llegar hasta 4 en una ocasión especial, o no tomarme ninguna, pero ya no es aquello de beber compulsivamente. Y sigo adelgazando. Esta semana ha caído medio kilito más, ya veo cerquita los 115, echando la vista atrás en fotos, estoy en mi mejor peso de los últimos 12 años. Sería estupendo que la cifra se redujera a dos dígitos para Navidad, pero bueno, tampoco me obsesiona. Me encuentro genial. De hecho, os dejo, que me voy a jugar al pádel.

¿La cerveza engorda? Yo qué coño se....

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