domingo, 15 de junio de 2014

¡¡Sí se puede!!

Semana 38
Peso 119,3 kg.


Hoy me apetece hablar acerca de la motivación. A lo largo de todo este proceso de pérdida de peso, infinidad de gente me ha preguntado...¿cómo lo has conseguido?. Mi primera respuesta es siempre cambiar el tiempo verbal...a presente contínuo. ¿Cómo lo estoy consiguiendo? Ya expliqué con anterioridad mi fórmula del éxito, pero hoy quiero hablaros desde un punto de vista más personal. Y empezaré por el final, o, mejor dicho, por el momento actual. Si bien es cierto que mi cambio físico es más que evidente, mucho más lo es para mí y para los que me quieren el cambio emocional. No os engañéis con la foto que acompaña esta entrada, mi gesto actual es mucho más risueño, lo que pasa es que he querido imitar la cara que tenía hace exactamente un año para hacer la comparativa...a lo que voy: no sólo he ganado en salud, sino sobre todo he ganado en actitud ante la vida, en optimismo a pasar de los tiempos que corren, en alegría a pesar de las tristezas. He recuperado sensaciones que hacía muchos años no tenía, he ganado en movilidad, en agilidad, en vitalidad...

En definitiva: obviamente la salud es lo primero, pero al final lo que realmente te fortalece, lo que te hace tirar para adelante es tu estado anímico. Puedes de ser un gordo alegre, que siempre será mejor que ser un flaco triste, siempre y cuando esa alegría la vivas también de puertas adentro...eso es realmente lo complicado. Vivimos con el puñetero tópico del gordito gracioso y feliz, pero eso se trata simplemente de una estrategia de supervivencia, un modo de no mostrar a los demás cómo realmente nos sentimos, porque cuando se baja el telón, o sea, cuando dejamos a los amigos y nos volvemos a casa, solos, regresamos al mundo real, a ese mundo interior que nos machaca y nos debilita, que nos hace llorar a escondidas, que nos devora por dentro...

Suplimos nuestra falta de atractivo con otras tácticas que en ocasiones funcionan, y a veces no. Vivimos en una sociedad que rinde culto al físico, a la imagen, a la belleza...o más bien a los actuales cánones de belleza, la cual como bien sabéis es siempre relativa. Lo bonito atrae, lo feo repele, y estar gordo no entra precisamente en el primer axioma, por lo cual nos vemos forzados a suplir nuestras carencias estéticas con otras armas. Pero como decía, todo esto es secundario.  Como decía el gran Fito Cabrales, sé que soy mucho más guapo cuando no me siento feo. Y a día de hoy no me siento feo.

¿Qué estoy ganando en realidad? Obviamente salud, pero mucho más importante incluso es la AUTOESTIMA, esa palabra temible cuando la tenemos en horas bajas. Y con salud y autoestima, tenemos un buen trozo del camino recorrido. Ahora sólo espero ese pelín de suerte que se necesita en casi todas las ocasiones de la vida que me haga dar el empujón final. Cruzo los dedos...


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