Peso: 116,6 kg.
....llegó...y tú partirás...cómo nos jodía escuchar esta canción cuando llegaban estas fechas, pero bueno, el verano climatológico llega a su fin, y en breve se irá por donde vino, y es un buen momento para hacer balance de estos tres meses.
Llegué al mes de junio con ya casi 58 kilos perdidos por el largo camino que empezó allá por el mes de octubre, con lo que ya tenía una buena parte del objetivo logrado. Y como tengo una médico y una enfermera que son una bendición del cielo, acordamos que los meses estivales serían de relajación, pero sin perder de vista el objetivo final. Son fechas de muchas fiestas, muchas comidas, cenas, viajes...en definitiva, son malos tiempos para la dieta. Pero lógicamente, dicho relax no podía ser total, sería de estúpidos tirar por la borda el trabajo de meses, así que recibí una serie de dietas semanales para ir alternando estos meses, con las cuales podría permitirme ciertos caprichos sin llegar a desmadrarme. Y vistos los resultados, la cosa ha ido muy requetebien.
Cocido de garbanzos exquisito preparado por mi hermana. |
Lo que no ha cambiado ha sido mi hábito de andar todos los días. De junio a día de hoy he caminado más de 1.000 kilómetros, que puede parecer una burrada, pero no son más que la suma de caminar cada día entre una hora y tres cuartos y dos horas. ¿Quién no puede sacar ese tiempo de las 24 horas que tiene el día? Vale, que sí, que tienes hijos, que tienes que ir a trabajar...yo salgo a las 7 de la mañana, y si tuviera que hacerlo a las 6, lo haría igualmente. Porque es una forma estupenda de quemar calorías, porque es muy entretenido conocer caminos, paisajes, parques, senderos...y todos a tiro de piedra de tu ciudad, no te quepa duda. ¿No tienes dos horas? Pues una. O media. O algo. Sube andando a tu casa, no cojas el ascensor. Cualquier recorrido pequeño hazlo a pie, no cojas el coche. Dos kilómetros andando los haces en 20 minutos....cuánto tiempo te cuesta encontrar sitio para aparcar?
Al final, lo que realmente importa es que esta curva que véis a la derecha siga descendiendo. Se puede apreciar que ya no es tan pronunciada, pero sigue hacia abajo. No se trata de volvernos locos, de obsesionarnos, al final es un trabajo del día a día. Hace al menos 15 años que no estaba en mi peso actual, y desde luego, me daría con un cantito en los dientes por quedarme como estoy en estos momentos, pero es tontería. ¿Para qué estar bien si puedo estar muy bien? Ya le he pillado el truco a esto de perder peso. Ojo, que no suene a ventajista, a listillo de los cojones. No. He asumido las cinco comidas diarias como si las viniera haciendo toda la vida, desayuno como un campeón, almuerzo algo para no llegar ansioso a la comida, meriendo algo para no llegar con ganas de arrasar a la cena, y ceno ligero y con tiempo antes de meterme a la cama. Si a eso le añades un poquito de ejercicio físico y eres capaz de eliminar las comidas que sabes que positivamente engordan, tendrás mucho camino recorrido. Pero no te prives de un buen cocido de garbanzos, de una paella o de tu plato favorito de vez en cuando. Date una alegría, no estamos en este mundo para sufrir.