Peso: 123,6 kg.
El índice de masa corporal (IMC) es un método simple y ampliamente usado para estimar la proporción de grasa corporal. Se calcula dividiendo el peso del sujeto (en kilogramos) por el cuadrado de su altura (en metros). La cifra resultante nos dirá en qué grado de sobrepeso estamos, si es que lo estamos. Recuerdo la primera vez que me atreví a pesarme, bien avanzado el mes de octubre, cuando ya llevaba tres semanas de régimen, y el cambio físico empezaba a ser visible. Mi IMC era entonces de 51,2, o lo que es lo mismo, tenía todas las papeletas para largarme al otro barrio de un jamacuco, ya que pasando de 40 se considera obesidad mórbida, o dicho de otra manera más llana, estaba gordo de cojones.
Pero desde hace unas semanas, he cruzado la línea que divide la obesidad mórbida con la obesidad de grado II, y estoy en rumbo hacia la de grado I, ya que ahora mismo estoy en 38,1, y la siguiente parada es 35. O dicho de otra forma, estoy reduciendo paulatinamente los riesgos que conlleva la obesidad. Y nada me hace más feliz.

Casi no hay día en el que alguien me pare por la calle y me pregunte por el secreto de mi éxito. Y siempre digo lo mismo: aprender a comer bien y hacer ejercicio. Así de fácil...y de difícil en ocasiones. En mi caso se da además la circunstancia de que nunca he tenido fuerza de voluntad, o al menos la desconocía. El verle las orejas al lobo me vino de maravilla, no hay como sentir miedo a lo que te pueda pasar para dar el paso. Y es en este momento cuando mis amigos más cercanos, los que más quiero, se preguntan porqué no hago lo mismo con el tabaco...
Dadme tiempo, de verdad. A veces siento que estoy desilusionando a algunas personas a las que adoro, que pensaban que porque era capaz de perder peso era capaz de todo, pero mis superpoderes tienen, como todo en esta vida, un límite. Nadie es infalible, y yo el primero, y si bien estoy reduciendo considerablemente los cigarrillos que me fumo diariamente, gracias al cigarrillo electrónico que me regalaron unas amigas que me quieren de verdad, todavía no estoy mentalizado para dar ese paso importantísimo. Pero estoy en el camino, no os quepa duda.
En cuanto a mi peso estas dos últimas semanas, he perdido la bonita cifra de 2,7 kilos, una barbaridad para la dieta que estoy llevando estas semanas de estabilización. Si a eso añadimos todo lo que va a ser imposible quitarme sin pasar por quirófano, es alucinante. El problema es que, por lo que voy sondeando, la operación no la cubre la Seguridad Social, ya que la consideran de estética. Tócate los cojones. Si me quiero cambiar de sexo, no hay problema, tetas nuevas, corte de colgajos y demás a costa del erario público, pero si lo que pretendo es eliminar todo ese pellejo que se me está acumulando en vientre y papada, a pasar por caja....En fin...